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La Bienal de Venecia de Bogotá, le grita a la moda


La moda y el arte bajo tres conceptos: hábitos, modus y moda, fue lo que propuso la octava edición de la Bienal de Venecia de Bogotá, que se realizó el 10 de diciembre, en el Museo de Trajes, de Bogotá. Los seis colectivos finalistas presentaron tres trajes cada uno. El desfile fue complementado con la explicación del proceso de cada atuendo y un corto de moda, por colectivo, además los trajes fueron llevados a espacios comerciales e industriales del barrio Venecia y Alquería La Fragua.

Durante enero y febrero circularan fotografías del evento a través de redes sociales, también en estos meses se realizaran actividades de mediación en la Casa de la Cultura de Tunjuelito. La premiación de los ganadores se realizará en febrero en un espacio de la localidad de Tunjuelito, a la que pertenece el barrio Venecia.

Para la estructuración del evento se realizaron alrededor de 65 mesas de trabajo con los colectivos participantes, cada uno de los cuales, en un principio, estaban conformados por un artista plástico, un diseñador de moda, un confeccionista del barrio y un auxiliar. Con el tiempo se vincularon más personas.

“Invité personalidades del mundo de la moda, como Hernán Zajar; también historiadores de moda, personas que tenían el conocimiento suficiente para darles herramientas a los chicos”, dice Franklin Aguirre, director del evento, refiriéndose al proceso de la Bienal. Todo lo articuló buscando la estimulación de un pensamiento creativo.


Aguirre sostiene que los procesos ligados a la moda generan gran contaminación ambiental, así que la propuesta del director de la Bienal para los participantes fue ver la moda de una forma crítica y, a través del arte, hacer visibles esas problemáticas. Entre los temas que se identificaron están las maquilas, el trabajo infantil, la ‘moda rápida’ y el alto grado de contaminación que –dice– genera la industria de la moda.


Las maquilas se refieren –en este caso– a fábricas donde la gente trabaja en condiciones precarias por sueldos irrisorios, situación que ha ocasionado ya varios escándalos en el mundo. “Ese tipo de situaciones son la consecuencia de una industria que no está regularizada, de una serie de mafias muy complejas y de la invasión de productos chinos en el sistema”, afirma Aguirre.


La ‘moda rápida’ es un proceso donde almacenes que buscan el consumo masivo ofrecen prendas similares a las que diseñan grandes casas de moda, pero a bajo precio. Estas –dice Aguirre– están hechas en maquilas con materiales contaminantes. Las prendas –comenta– no soportan más de cinco lavadas. Así que el mundo se está llenando de materiales contaminantes que son productos de la moda.


El alto grado de contaminación hace referencia a los procesos de teñido y de ciertos acabados que las empresas realizan en países del tercer mundo. Los procesos ecosostenibles son muy costosos. Los participantes en la Bienal “están detectando esas situaciones y luego las traducen en procesos artísticos” explica Aguirre. Otro problema es el trabajo infantil.


La Bienal realizó una pasarela con modelos que desfilaron los trajes realizados por los colectivos. La colección titulada ‘Cápsula’ está hecha de Cambrel, una tela que se puede reusar, el mismo material que utilizan para hacer las bolsas del mercado.


Los nueve colectivos elegidos principalmente fueron:


Sin Nombre se inspiró en las rejas y cortinas del barrio. El colectivo plantea las rejas y cortinas como corazas que impiden que nos vean mientras nosotros vemos.


Los Tales basó su propuesta en la inseguridad del barrio Venecia. Con policías del CAI del sector y funcionarios de la Alcaldía local identificaron ciertos delitos, entre ellos ‘El cosquilleo’ (cuando un ladrón saca los objetos de los bolsillos sin que el asaltado lo sepa); ‘El camaleón’ (ladrones que usan varias chaquetas que se cambian para despistar a las autoridades) y cuando los delincuentes guardan objetos entre su ropa.


El grupo Personal Femenino propuso sus tres trajes desde el tema de la prostitución. En su investigación sobre la vida de las prostitutas, pudieron establecer distintos momentos. Cuando inician en esta labor, más o menos a los 12 años. Entre 12 y 18 años cumplen su ciclo más productivo y luego de los 18 a los 25 años, cuando crean dinámicas como bailes y espectáculos para ganar clientes. Su último ciclo es después de los 25 años cuando la estrategia que usan es la de sentarse a conversar con los clientes para no dejarlos ir.


La propuesta del colectivo Aqua Alta se centró en el fenómeno de elevación de aguas que sufre la ciudad de Venecia (Italia) en ciertas épocas del año. Además, hace una referencia al crecimiento del río Tunjuelito y lo que esto ha causado a los habitantes de áreas aledañas a ese río.


Versus se basó en dos elementos: por un lado, el inmenso flujo de mercancía china y, por el otro, la decoración de las fachadas de las casas con elementos geométricos.


La propuesta del colectivo [ x + y ] partió de la visita que el papa Pablo VI hizo al barrio Venecia en 1968 y el regalo de sus vestiduras a la iglesia Santa Cecilia, del mismo barrio.


El tema que abordó Venecia’Style es el consumo automático, el tiempo de vida útil o la obsolescencia programada de los objetos. El colectivo desarrolló su propuesta bajo conceptos de lujo contemporáneo, esclavitud y ecosostenibilidad.


Sublime centró su propuesta en la técnica de impresión sobre tela que se llama sublimación, una especie de impresión muy contaminante. Según el colectivo, el vapor que emite la máquina de impresión puede afectar los pulmones, el hígado, los riñones, la tiroides y la piel de quien la opera.


El evento ha trabajado conjuntamente con la Cámara de Comercio de Bogotá, la Embajada de Francia, el Museo de Trajes de Bogotá, La Salle Collage y a3 (Academia Abierta para las Artes). Los jurados del proyecto son: Gilles Lipovetsky, Nicole Joye, Nicolas Bourriaud y Ramiro Camelo.


El origen de la Bienal

La Bienal de Venecia de Bogotá es un proyecto que nació en 1995. Las primeras ideas surgieron mientras Franklin Aguirre, director del evento, estudiaba artes plásticas en la Universidad Nacional, en la clase ‘Arte en contexto’, que dictaba la profesora Ivonne Pini. En ella se exploraban formatos para el arte y su circulación, como las bienales, subastas, residencias, ferias y más.

Hay dos factores fundamentales que hacían sentir a Aguirre y a sus compañeros al margen de estos eventos: la serie de requisitos para participar, que en ese momento ellos no cumplían, y que fueran los eventos internacionales, tales como la Bienal de Venecia (Italia), Documenta Kassel (Alemania) o la Bienal de São Paulo (Brasil) los que más importaran para ser legitimados como artistas.


“Uno no se legitima en su propio lugar. Esa fue la razón por la que empezamos a cuestionar esa necesidad de ir al extranjero para allí legitimarnos, es como una mirada de colonia frente a la situación. Quisimos establecer un formato alterno a esa costumbre de estar afuera para hacer algo”, asegura Aguirre.






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